1 cab pres
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En los folletos distribuidos en las primeras marchas se lee que LA JORNADA NOCTURNA A PIE tiene como objetivo "ofrecer un gran sacrificio por la Paz en la tierra".
No se trataba de una excursión al monte de las que habitualmente organizaban distintos colectivos católicos; tampoco era una gira más o menos festiva, ni una prueba de resistencia física que suponía cubrir la distancia de Donosita a Itziar.
La Marcha a Itziar se presentaba como una auténtica peregrinación al estilo de las que practicaban nuestros antepasados, que hacían largas caminatas la noche del sábado y a pie, para no perder el trabajo de los lunes, después de un merecido descanso el domingo.

La Marcha de Itziar es el cumplimiento de un gran deseo de la iglesia que siempre ha recomendado las visitas a los Santuarios o Lugares Santos, por los grandes beneficios personales y colectivos que tienen para las almas.

Era normal introducir peticiones concretas, que la gente entregaba de antemano por escrito para que se rezaran a la Virgen de Itziar, en el rezo de los tres rosarios a lo largo del recorrido.

Desde el alto de Itziar hasta el Santuario se hacía un Vía Crucis Penitencial, llevando grandes cruces a espaldas, recordando lo que hacían antiguamente los romeros que visitaban a la Virgen. También se rezaban las Letanías en euskara y castellano y se desfilaba ante el camerín de la Amatxo de Itziar siendo éste un punto culminante de lo que ya se había convertido en una clásica demostración de fe y devoción a través del esfuerzo físico.

En 1974, el Obispo, Jacinto Argaya, ante la imposibilidad de hacerse presente comunica por escrito que ha pedido a la Virgen que "los jóvenes de Guipúzcoa den testimonio de una verdadera unión y fraternidad".

Hay numerosos asistentes que llevan peticiones relativas a la salud o agradecimientos por nacimientos de hijas a las que bautizaron con el nombre de Itziar. Se han dado casos de auténtica búsqueda de conversión y amistad con Dios en gente con serias dudas sobre su fe.

Cuando la influencia de la crisis religiosa se hizo patente los responsables de la Marcha evitaron disfrazar la convocatoria con atractivos que le hicieran ganar en participantes y en pro de la autenticidad se mantuvieron los principios de paz, compromiso con las necesidades sociales, reflexión personal y convivencia con los demás a lo largo de la noche. Era la mejor forma de celebrar las Bodas de Plata, mayo de 1977: ratificarse en los compromisos religiosos que desde siempre habían impulsado a cuantas personas tomaron parte, de una manera u otra, en la Marcha a Itziar.

"En la actualidad, las particulares características de nuestra sociedad, nos obliga a que nos mantengamos firmes en nuestras convicciones cristianas, alejados de los gregarismos y masificaciones que mueven a la masa humana. De ahí que la Marcha sea un acto especial de reflexión en donde, codo a codo con el sacrificio de la caminata, se pretende que los asistentes a ella analicen su propio interior espiritual, culminando con la eucaristía final en el Santuario de la Virgen de Itziar".

Donostia 2013